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NIUE



19º 3.023´S

169º 55.556¨W

El día 4 de Junio llegamos a Niue a primera hora de la mañana. Aquí hemos pasado 4 días excepcionales.

Niue es un protectorado de Nueva Zelanda, una mezcla de costumbres ancestrales con algo del estilo neozelandés en el talante de los que viven en la capital, Alofi.

Niue ha sido la gran sorpresa de este viaje.

El desembarco en el pantalán es complicado. La marea sube y baja mucho y hay una grúa para poder sacar todas las embarcaciones del agua.

Una isla llena de excursiones espectaculares.

Altos acantilados donde rompen fuertemente las olas subiendo entre las rocas como geisers muchos metros, convirtiéndose en polvo de agua y formando arcos iris que duran segundos con ese sonido violento y bello a la vez que tiene el mar bravo.

Palaha cave, una impresionante cueva por la que vas descendiendo hasta llegar a su interior donde se mezclan los colores, apareciendo enormes estalactitas con una enorme ventana al mar al que accedes para descubrir bellos corales.

Matapa Chasm es una piscina natural en una grieta de la montaña. La luz que penetra hace que su agua se convierta en un color azul imposible de describir. Su agua es más fría y las paredes de las montañas que forman la grieta son rugosas, de roca con bellas formas cayendo una vegetación verde exuberante en algunas zonas.

Talava Arches son unos arcos naturales formados en la roca de la montaña. Tras atravesar un bosque lleno de piedras fósiles de coral tapizadas con musgo y vegetación salvaje lleno de una especie de lagartijas pequeñas de colores metalizados y árboles con frutos desconocidos para nosotros se llega a una cueva por la que se desciende a la playa donde se encuentran los arcos.

Togo Chasm, que tras cruzar un bosque apareces en lo alto de la montaña con una forma geográfica muy parecida a la Capadocia. Un paisaje espectacular de pináculos coralinos del que desciendes a través de una escalera de tablas pegada a una pared para encontrar en medio de este extraño y bello lugar una pequeña playa con altas palmeras y arena blanca

Anapala, una grieta en la montaña por la que desciendes a través de una estrecha escalera y con linterna para acceder a una pequeña piscina natural en la más absoluta oscuridad, elevando tu cabeza hacia arriba para poder apreciar apenas unos pequeños hilos de luz.

Hikuoli sculture park, una especie de museo natural al aire libre en un parque donde pequeños grupos de artistas del Pacifico reflejaron con sus obras un microcosmos que resalta la contaminación, el cambio climático….Todas las obras están realizadas con residuos orgánicos creados por la sociedad de consumo actual. Un lugar único y excepcional de reivindicación y creación.

Nosotros alquilamos coche para poder visitar bien la isla. Se conduce por el carril contrario al nuestro y con el volante en el lado contrario.

Una isla llena de contrastes.

La capital es pequeña y se concentra en un rectángulo de césped rodeado de pequeños comercios, un parque infantil y mesas de picnic. Todos los rincones de la isla también tienen cabinas de baño, duchas y barbacoas donde ellos disfrutan sus días de ocio.

Los pueblecitos son agrupaciones de casas sin ningún tipo de comercio, ni bares ni nada. Solo sus casas prefabricadas y sus terrenos de césped bien cuidados.

Las tumbas en esta isla están casi siempre cerca de las casas pero en el borde de la carretera o entrantes de terreno de esta.

Están muy bien cuidadas con adornos, flores y collares e incluso hay zonas donde hay mesas de picnic para poder pasar el día allí junto a ellas. Imagino que ellos ven la muerte de una manera distinta a la nuestra. Es extraño al principio pero luego puede resultar bonito ya que lo vas viendo a lo largo de todas las carreteras de la isla, incluso en la ciudad tienen algún letrero advirtiendo de que no se puede aparcar junto a las tumbas.

Las casas son estilo americano, de madera y hay muchos perros pero muy bien cuidados.

Atravesar la isla es atravesar la selva. Hay pocas carreteras y no todas en buen estado.

Los gallos y gallinas viven en libertad por los jardines de las casas no delimitados con vayas los ves correr con sus polluelos y junto a los perros que descansan tumbados donde les apetece.

En la capital nosotros el día de nuestra llegada comimos en el centro en un hindú al que posteriormente hemos estado acudiendo a diario ya que era el lugar más cercano donde tener wifi.

Aquí las tarjetas de pago para tener internet son muy caras. Funcionan a través de un router portable que has de llevar contigo o a través de recargas diarias o por Gb y la señal no es muy buena.

Hay solo un gran supermercado junto a un campo de críquet y junto a él encontramos un bar al que hemos acudido todos los días tras nuestras excursiones regentado por un chico nigeriano y con el que cogimos mucha amistad. La despedida de él fue emotiva. Él tenía wifi aunque también con poca potencia.

La isla tiene aeropuerto y está situado precisamente en esta parte de la isla.

Las tasas de entrada al país son unos 50 euros y se amarra en las boyas del yacht club.

Sin duda Niue es un paraíso que recomiendo a toda persona que navegue por estos mares. Niue nos ha enamorado.

4 dias muy intensos en los que hemos podido recorrer la isla de este pequeño país perdido en el Pacifico y del que yo no sabia de su existencia como el 99 x ciento de las personas con las que he hablado.



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