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TAHAA Polinesia francesa

La isla de Tahaa me ha parecido impresionante. Fondeamos en un rincón con aguas totalmente transparentes con fondos de coral y mucha vida marina, junto a un par de pequeñas islitas muy pequeñas y protegidas a las que no pudimos acceder ya que llegar con zodiac tampoco era posible por la poca profundidad y tanto coral. Frente a nosotros algunos motus.

A uno de ellos conseguimos entrar y pasear por él aunque los mosquitos nos devoraron. Desde ese rinconcito divisábamos a lo lejos Bora Bora.

En este motu es en el que más cangrejos de tierra he visto y he visto muchísimos. Pasear por la Polinesia es pasear por tierras llenas de agujeros separados los unos de los otros por pocos centímetros.

Cientos de ellos de todos los tamaños y colores corrían a sus agujeros a esconderse en cuanto notaron que poníamos un pie en su particular paraíso.

Tras pasar la noche en este bonito fondeo nos dirigimos a la Baie de Haamene. Al pasar por el largo canal se desplegaba a ambos lados una vegetación salvaje con decenas de diferentes tonos verdes.

La pequeña ciudad de Haamene la encontramos con poca vida ya que era domingo y en estas islas los poquitos comercios que hay permanecen cerrados, así que paseamos por la carretera que bordea al mar y vimos una furgoneta que anunciaba un restaurante llamado Hibiscus pero que está situado a la entrada de la isla, así que tras preguntar y llamar nos vinieron a recoger y descubrimos un bonito hospedaje en el que el restaurante estaba al borde del mar con un pequeño embarcadero.

Allí conocí a una pareja muy simpática con la que pase parte de la noche charlando. Son de Huahine y allí viven en un motu pero en la isla tienen una tienda de artesanía.

Quedamos en encontrarnos allí en un par de días si la climatología lo hacía posible ya que ellos se desplazaban en un trimarán fabricado por ellos al estilo polinesio y la meteo para los próximos días no es buena para ellos que van sin motor ya que tendrán el viento en contra.

A la mañana siguiente cambiamos nuestro fondeo frente al Hibiscus y parte de la tripulación se marcharon a hacer una excursión en moto de agua para ver la isla desde otra perspectiva, visitar las plantaciones de vainilla e ir a hacer snorkel.

Yo me quede en el embarcadero del Hibiscus descargándome mapas del navionics de las próximas zonas por las que vamos a navegar.

Por la tarde dejamos atrás esta preciosa isla rumbo a Raiatea.

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